Ya llevamos mucho tiempo escuchando y hablando de
Servicios Cloud (y sus alternativas como Privada, Pública o Hibrida), sus
posibles beneficios, en que caso nos conviene y para cuales es muy útil (o no).
Hoy quisiera hablar de estos servicios con una mirada
al pasado, y tratar de entender lo vivido hasta ahora (o hasta hace poco) y
explicar porqué creo que estos servicios son el presente y el futuro. Han
llegado como respuesta a un problema que hemos sufrido durante muchos años
(muchas veces sin verlo como un problema porque era lo único que conocíamos) y
que, por fin, la tecnología ha podido resolver.
Empecemos comparando la adquisición de cualquier
herramienta de software (ofimática, ERP, etc.).
El método tradicional de venta dice que, para poder
utilizar estas herramientas tenemos que comprar las licencias realizando un
desembolso económico completo. Podremos utilizar estas herramientas sin
problemas, sabiendo que se seguirán actualizando y evolucionando.
A partir de este momento pueden pasar varias cosas:
- Si luego de un tiempo no las necesito más (reducción de personal, cambio de actividad, etc), o necesito menos puestos de trabajo, para nosotros es un dinero perdido (lo hemos gastado pero no rentabilizado).
- Lo mismo sucede si las herramientas no cumplen las expectativas (se dejan de utilizar y, por lo tanto hemos hecho un gasto no útil).
- Necesito tenerlas actualizadas. En este caso tendremos que comprar frecuentemente las actualizaciones (en general a coste reducido) que el fabricante libere.
- Necesidad de soporte técnico (coste mensual o anual).
- Requiere tiempo (y en muchos casos personal interno dedicado a ello) para el soporte de la aplicación o la implantación de nuevas versiones o correcciones de problemas.
Es claro que, en este esquema, las empresas de
software trasladaban el problema al cliente. Éste compra, y es su problema si
lo usaba o no, si lo rentabilizaba o no, o si se vuelve obsoleto o se
actualiza.
Lo bueno es que con el esquema Cloud se han invertido
los papeles. Mediante este esquema no sólo utilizamos la última versión del
software, sino que:
- No requiere de personal dedicado al mantenimiento.
- Al estar siempre actualizado, disponemos de la última funcionalidad desarrollada por el fabricante.
- Los parches los instala el fabricante en cuanto los tenga listos.
- Si finalmente las herramientas no nos valen, las dejamos de pagar. La inversión en licencias es residual.
- Son sistemas comerciales flexibles al volumen de uso, tanto para crecer como para reducirse.
- Son independientes del “puesto de trabajo”. Simplifica el cambio de equipos, la movilidad, el trabajo remoto.
- Nuestro Hardware no se queda obsoleto.
- Los niveles de seguridad establecidos son, al menos, iguales a los que podríamos implantar internamente, pero sin coste de implantación y mantenimiento.
- Si el producto es malo, entonces no se vende o se deja de usar, ergo, los proveedores no cobran y se mueren. Solo sobreviven los mejores, lo que, a la larga, es una muy buena noticia para los usuarios ya que cuentan por herramientas cada vez más profesionalizadas.
Como podemos ver, no solo estamos hablando de mejoras
en la disponibilidad de las herramientas, del uso de las últimas versiones o de
la disponibilidad de correcciones. Podemos ver como existe una reducción
importante de los costes que tenemos asumidos desde siempre, tanto los relativos
a la inversión como los de mantenimiento y disponibilidad.
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