El
Centro Criptológico Nacional (CCN), gestionó en el año 2016 un 14,5% más de
ciberincidentes en el sector público y en empresas de interés estratégico,
respecto al año anterior. Por su parte, según datos de la INCIBE, en el
mismo período se detectaron más de 115.000 ciber incidentes, de los cuales el
70% fueron dirigidos contra medianas y pequeñas empresas (80.500).
¿Está protegida nuestra información empresarial?
A
medida que los sistemas conectados e internet crecen en términos de
penetración, también lo hacen las amenazas que buscan acceder a ellos tanto
para demostrar sus capacidades como para obtener un beneficio económico.
La
transformación digital implica el uso de nuevas tecnologías y herramientas por
lo que dada vez estamos más expuestos a ciberamenazas. La digitalización, el
trabajo a distancia y el uso de redes diferentes, son las principales puertas
de entrada de los hackers, que buscan agujeros de seguridad que puedan
comprometer a las empresas a través de sus ser¬vidores o correos electrónicos,
encriptando o raptando sus datos.
Como
se ha visto recientemente (Randsomware “Wannacry”, “Petya” y otros menos
conocidos), las víctimas pueden ser tanto pequeñas como grandes empresas,
aunque cada vez más, y por ser menos estrictas en su seguridad, las PYMES son
las víctimas más habituales. Como mencionábamos al comienzo de esta entrada,
según el INCIBE, en 2016 más 80.500 ciberincidentes fueron dirigidos contra
medianas y pequeñas empresas. Esto nos muestra que estamos conviviendo con el
riesgo y que debemos tomar las medidas necesarias para garantizar el correcto
uso de la tecnología, principalmente eligiendo aquella que respalde la
infraestructura y proteja la información.
A
priori no existen servidores más o menos seguros, la configuración y los
protocolos de seguridad establecidos son los que garantizan su protección.
En este ámbito, la nube ofrece un entorno más favorable para establecer
garantías de seguridad superiores a gran escala. Los proveedores Cloud saben
muy bien que este es uno de sus fuertes y es por ello que sus medidas de
seguridad y redundancia serán siempre muy superiores que las que puedan tomar
(tanto por su coste o por desconocimiento) la mayoría de las PYMES.
Los
responsables de infraestructura o proveedores Cloud pueden ayudarnos a evitar
ataques o a resguardar la información ante amenazas directas, pero donde no
debemos descuidarnos (y siempre dudar) es en las trampas que nos ponen los
ciberdelincuentes, y que abren otras puertas a nuestros datos (Por ejemplo:
malas contraseñas, uso de redes inseguras, correo electrónico malicioso,
Phising, etc).
Como
siempre, la cadena se rompe en el eslabón más débil.
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