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El director financiero del siglo XXI



Hasta hace muy poco, la dirección financiera ha estado centrada en el pasado, en la protección de los intereses de terceros a través de la contabilidad financiera y en garantizar el cumplimiento normativo contable, fiscal e interno. Si bien esta es una labor obligatoria, no es la que más aporta a las organizaciones. Por ello, siempre se les culpaba de aplicar únicamente la lógica sin pensar en otros ámbitos de actuación como la estrategia.

Sin embargo, lo que se le exige actualmente ya no se limita al control de los flujos de caja o a los planes contables. El director financiero es, actualmente, una pieza estratégica imprescindible para alcanzar los resultados de negocio esperados. Durante este tiempo ha asumido muchas más tareas y responsabilidades. A sus funciones habituales (control de costes, financiación, inversiones, etc.) el director financiero participa ahora en procesos de fusiones, adquisiciones de empresa o la planificación de las operaciones a largo plazo. Cuenta con la información necesaria tanto para la toma de decisiones como para la interpretación de las tendencias y movimientos del mercado.

Durante este tiempo se han dado una serie de situaciones (crisis económica, un mercado global, aumento de los controles, disminución y encarecimiento del crédito) que ha sentado las bases para que los directores financieros, y su conocimiento experto sobre la evolución del negocio, sean decisivos para la supervivencia empresarial.

En paralelo, y como respaldo y ayuda a su nuevo rol, han surgido nuevas herramientas tecnológicas que le permiten analizar y entender el pasado, una mejor gestión del presente y le ayudan a predecir escenarios, todo ello con un único objetivo de aportar valor a la compañía.

Entre ellas destacan:
  • El cuadro de mandos integral
  • Herramientas de análisis del presupuesto de Tesorería
  • El cloud computing
  • Las posibilidades que ofrecen los dispositivos móviles han contribuido también a este cambio de rol, al tiempo que ayudan a la optimización de recursos y a la reducción de costes.
  
Está claro que el nuevo rol del director financiero requiere de grandes conocimientos, capacidad de análisis y toma de decisiones. Pero es evidente que con todo ello no alcanza. La mejor (y probablemente única) forma de aportar valor a la empresa en un mercado altamente profesionalizado es utilizando, siempre, las mejores herramientas disponibles.



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