Días pasados, hablando con la coach Patricia Lopez de Triat Outplacement, me preguntaba “¿Y tú, que tipo de líder eres?”
Le dije que si me tenía que definir, creía que participativo pero que, dependiendo de las situaciones se deben tomar decisiones que no le gustan a todo el mundo. Entonces, ¿Qué tipo de liderazgo tengo? ¿Participativo? ¿Autocrático?.
Creo que, en este caso, no es fácil usar una única “etiqueta”. Siempre dependerá de la gente con la que se trabaja y el tipo de proyecto que se lleva adelante. Antes de seguir, aclararemos los tipos de liderazgo más frecuentes:
- Delegativo: donde no es necesario la intervención permanente ni el feedback regular. Está pensado para trabajadores expertos y que necesitan libertad para trabajar de forma independiente. Como ejemplo se me viene a la cabeza el comercial al que se le dan una serie de objetivos y el solo se arregla para cumplirlos.
- Autocrático: El responsable es quien toma las decisiones, fija objetivos y nadie más participa. Es el típico caso de la empresa familiar donde una sola persona lleva todas las tareas y nadie puede llevarle la contraria.
- Democrático (o participativo): prioriza las opiniones del grupo y espera que todos se involucren. Este tipo de líder se ve mucho en las empresas de tecnología.
- Transaccional: Basado en un proceso de intercambio de “premios” por su desempeño laboral. Un ejemplo claro son los camareros en USA, donde cuando mejor atienden a los clientes, mas propinas reciben. El dueño se beneficia porque los clientes se van muy contentos y vuelven o recomiendan el lugar.
- Transformacional: Son visionarios con altos niveles de comunicación que les permite transmitir a los empleados sus ideas y motivarlos. Como ejemplo claro tememos a Steve Jobs.
Ahora sí, y retomando el hilo de esta entrada del blog, me resulta complicado afirmar, sin lugar a dudas, que todos tendremos el mismo tipo de liderazgo sin importar las circunstancias.
Todos los que hemos tenido personal a cargo hemos trabajado con alguna persona que, por más que intentemos que sea autónoma, no le sale por lo que es imposible delegar ni ser participativo. Al final solo funciona cuando somos autocráticos.
¿Entonces, podemos afirmar que somos de una forma u otra, o que, para sacar el máximo rendimiento a las personas hay que ser flexible y adaptarnos a lo que cada situación demanda?
Creo firmemente en la última opción. ¿Y tú?
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