Parece que estamos en la buena senda y que la crisis
económica y financiera es cosa del pasado. Los datos nos permiten ser
optimistas: el crecimiento del PIB continuado (durante 15 trimestres) y a una
tasa del 3% anual, el desempleo en descenso (bajando de la cifra psicológica de
los 4 millones de parados por primera vez desde 2009) y, si bien este 2017
seguiremos sin alcanzar los objetivos de déficit marcados por Bruselas, sí se
da por hecho que en el 2018 dejaremos de estar bajo supervisión de la Comisión
Europea.
Sin embargo, durante el período de esta famosa crisis,
muchas empresas españolas (quizás demasiadas) han sufrido graves problemas
financieros de las que podemos sacar conclusiones. Probablemente, una de las
más icónicas es Abengoa, punta de lanza de las compañías españolas en el sector
de las energías renovables y caso de éxito por su apuesta por la investigación
y desarrollo, hasta que se encontró en una situación de “crash” financiero. Su
crecimiento continuado a lo largo y ancho de todo el mundo a costa de crédito
(probablemente apostando por proyectos empresariales arriesgados) requerían
fuertes inversiones en pasivo. La historia cambia en el 2015 cuando, ante la
imposibilidad de hacer frente a sus gastos, solicita el pre concurso de
acreedores.
Aunque para muchos este ejemplo parece algo lejano por
tratarse de una gran multinacional, sirve para entender la importancia del
diseño de una estrategia financiera para que nuestras empresas puedan crecer de
forma sana, equilibrada y sostenible.
Qué cosas debemos hacer y controlar para evitar
los errores financieros más comunes.
- Planificación: la previsión y la visión a largo plazo es imprescindible para marcar el rumbo empresarial y permitir tomar decisiones a corto plazo. Por el contrario, la falta de planificación siempre deriva en decisiones equivocadas sobre inversiones y financiación y, en última instancia, se traduce en un crecimiento descontrolado (como el ejemplo que mencionábamos antes). En muchos casos, los errores en la planificación tienen que ver con la descoordinación entre departamentos, por lo que es recomendable el establecimiento de mecanismos de coordinación o mando centralizado.
- Presupuestar correctamente: los presupuestos mal diseñados producen desajustes. Para hacer un presupuesto correctamente es necesario fijar el precio teniendo en cuenta los costes, el margen de beneficio, los precios de la competencia y los descuentos y promociones para la captación de clientes. Asimismo, habrá que considerar las cargas fiscales, períodos medios de cobro y las necesidades de liquidez.
- Si contar con un presupuesto anual es importante, también lo son el control permanente de las desviaciones de los presupuestos y la toma de medidas correctivas.
- En cuarto lugar, y ligados al punto relativo a los presupuestos, debemos disponer de información actualizada sobre los costes (que pueden variar frecuentemente), descuentos y cualquier otro aspecto que influya en el precio de venta del producto o servicio. Con datos en la mano, se tomarán las medidas adecuadas sobre la necesidad de eliminar o prolongar las promociones y de modificar las políticas de compras.
- La disponibilidad de datos es importante, pero los números no sirven de nada si no se dedican tiempo y recursos al análisis. Revisar la información permite detectar tendencias y descubrir qué productos o servicios son los más rentables.
- Si la falta de información es un error, el exceso de la misma dificulta el proceso de toma de decisiones. También puede ocurrir que la información llegue con retraso y que no se tenga una visión clara de lo que ocurre en tiempo real.
- Realizar una correcta gestión de los riesgos. Para ello debemos prestar atención a posibles fallos de los mecanismos de control financiero de la empresa.
- Diseñar planes de gestión entendibles por todos los empleados ayudará a mejorar la productividad. Planes de gestión excesivamente complejos y tediosos provocan un aumento de los errores.
- Fomentar la participación de las personas y la apuesta por la formación continua. Esto aumenta la motivación de los equipos. Contar con un equipo motivado es esencial, especialmente en las pequeñas y medianas empresas.
- Mejorar la comunicación interna para que la información fluya entre los diferentes departamentos de la compañía y sea de utilidad para la toma de decisiones, deben existir canales de comunicación que favorezcan el intercambio de ideas.
Las medidas preventivas ayudan a evitar las
desviaciones antes de que ocurran, mientras que aplicando los sistemas de
control, descubriremos los desajustes que ya se estén dando y que a simple
vista pasen desapercibidos.
Normalmente es el director financiero el responsable
de la elección de unos mecanismos u otros en función de la naturaleza de la
empresa. Incluso en ocasiones se puede optar por una combinación de ambos
sistemas. Además del director financiero, para gestionar de forma eficiente los
recursos, es fundamental la figura del controller, quien se encargará de
dialogar con los equipos e implantar las medidas adoptadas por la dirección de
la empresa.
En definitiva, diseñar una estrategia financiera
adecuada puede ser la diferencia entre el éxito y el fracaso de una empresa. El
establecimiento de unos objetivos medibles y alcanzables, el diseño de una
planificación y de unos presupuestos, la creación de unos canales de
información internos y externos, así como el desarrollo de mecanismos de
control y de gestión nos ayudarán a mantener el rumbo de la empresa y a tomar
medidas de ajuste cuando sea necesario.
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