Permítame
comenzar esta entrada en el Blog con una pregunta: ¿Sabe
usted cuál es el estado financiero de su empresa?
Si
ha contestado que sí, ¿su respuesta se basa en datos o en sensaciones por lo
que pasa en el día a día? Nuevamente espero que la respuesta sea la primera,
porque no hay ningún motivo para que su empresa no disponga de un cuadro de
mandos financieros que muestre lo que está pasando y pueda tomar decisiones al
respecto.
Reconozco
que he vivido la urgencia de tener que resolver problemas financieros (quién
no?), decidir el cambio de políticas comerciales (aumento o disminución de
plazos de cobro o pago), y muchas otras decisiones que impactan en la
financiación de la empresa. También reconozco que casi siempre fue confiando en
mi intuición y en el “conocimiento” del estado de situación, pero sin basarme
en un estudio de los datos.
Vale,
como justificación diré que eran otras épocas donde obtener datos actualizados
para su análisis llevaba mucho tiempo. Excusa válida o no, la he tomado como
mantra durante muchos años, a lo mejor demasiados.
Pero
convengamos que hoy la realidad es otra. Sin dudas, toda empresa que quiera
sobrevivir dispone de la información básica para establecer un panel de control
financiero que le ayude a tomar estas mismas decisiones, pero minimizando el
riesgo. Esta información sale, básicamente, de la contabilidad y de su sistema
de facturación, y tampoco me vale la excusa de que los datos no los tiene
actualizados porque su contabilidad “debe” estar al día.
¡Que
necesitamos un mínimo de seriedad, por favor!!
Ahora,
hablando en serio, estoy convencido que no tiene excusas para que su empresa no
disponga de un cuadro de mando financieros con el que poder controlar día a día
el estado de la compañía. La información está disponible, y las herramientas se
han vuelto muy, pero muy accesibles.
Para
terminar, quiero contar lo que, bajo mi punto de vista, lo mejor de implantar
un cuadro de mandos es entender cuáles son los indicadores que requiere
“nuestro negocio” y lo que representan. Hay ratios que serán iguales entre
distintas empresas, pero otros que varían según el mercado con el que
trabajamos. Un caso claro es el Ratio de liquidez (índice que mide la capacidad
de la empresa para afrontar los compromisos de pago a corto plazo) que, por un
lado, tiene “lecturas” muy diferente entre empresas (nunca será el mismo para,
por ejemplo, Carrefour donde todas las ventas son contado o a pocos días, que
una empresa que tenga que financiar todas sus ventas a 60/90 días) y por otro
es probable que la fórmula utilizada para su cálculo también varíe.
Sea
como fuere, la utilización de estos criterios de control es fundamental para
evaluar el sistema de gestión de la empresa y pueden ser muy útiles a la
hora de detectar o, incluso, predecir problemas en el desarrollo del negocio.
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