Lo habitual es que poco a poco vayamos adaptando algo nuestra manera de hacer las cosas. Ya sea porque es nuestra forma de ser, el trabajo nos lo exige o nuestros hijos nos lo demandan, lo cierto es que, sin darnos cuenta, la tecnología se ha ido metiendo en nuestros actos y, en la mayoría de los casos nos facilita mucho las cosas. Vale, ya sé que parece que estoy exagerando, pero vamos con un ejemplo. En 2005, cuando falleció el Papa Juan Pablo II, las personas que se acercaron al Vaticano dirigían su mirada hacia el lugar en el que se encontraba el motivo que los había llevado hasta allí. Algunos (muy pocos) utilizaban sus teléfonos móviles para inmortalizar el momento sacando alguna fotografía. Fotografía de Luca Bruno AP Ocho años después, quienes se acercaron al mismo sitio con motivo del nombramiento del Papa Francisco, se situaron en la misma posición, pero en vez de presenciar el evento directamente lo hicieron a través de la pantalla de sus disposit...